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“Este hombre de Dios ha ejercido un apostolado enorme en el Norte. Era de élite, ardiente como un mediodía, correcto y digno como un hombre del Norte. No le bastaba el colegio para su celo, evangelizaba la Flandes. Predicaba con elocuencia en flamingo y en francés. En el colegio nos hacía la lectura espiritual cotidiana, la catequesis dominical, los sermones, las confesiones. Enseñaba la filosofía, presidía los consejos y dirigía la congregación. Sabía ser al mismo tiempo extremadamente bueno y reservado. He tenido la dicha de ser su penitente por un período de cuatro años” (NHV I/14r s.) ... |
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