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La fotografía muestra el ataúd del P. Dehon en la capilla de nuestra casa de Bruselas. Con la noticia de la muerte del P. Dehon, numerosos mensajes de condolencias llegaron a la Congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús. También numerosos periódicos (sobre todo franceses, italianos, belgas y holandeses) anunciaron la muerte del Fundador y a menudo publicaron una pequeña biografía del difunto. Entre éstas, el artículo de Georges Goyau en el libro "La Libre Belgique" del 9 de Noviembre de 1925 merece una particular atención. En primer lugar porque Goyau (1869-1939) es uno de los más eminentes representantes del catolicismo francés de la época. Historiador, llega a ser después de la Rerum Novarum (1891) uno de los más convencidos defensores del catolicismo social y del acercamiento a la república. Pero es sobre todo La Historia religiosa de Francia (1922) la que hizo de él uno de los eruditos católicos más estimados. En varias ocasiones Goyau se encontró con el P. Dehon, sobre todo en los años 90, en Val-des-Bois y en Roma.
Es en la interpretación de los años 90, teniendo como símbolo la estancia en Val-des-Bois, donde Goyau demuestra una comprensión por Dehon que va mucho más allá de los que veían en Dehon la mayoría de sus propios cohermanos:
"Los periodos sucesivos de la vida del P. Dehon, su periodo social y su periodo místico, parecían unificarse, confundirse, en las jornadas que le gustaba pasar en su tierra de Val des Bois. Era allá, cerca de los trabajadores, cerca de un patrón cristiano como Harmel, donde se maduraba lentamente en el pensamiento del P. Dehon, la idea de ese Manual social cristiano, que... orienta muchas aspiraciones juveniles en los caminos de la acción social.
Oigo todavía al P. Dehon, en esta época, en Val des Bois, desarrollar delante de los jóvenes sacerdotes y jóvenes laicos las grandes líneas de la doctrina pontificia y deducir las enseñanzas que derivan de ella por sus energías. Su silueta era señorial y rigurosa su teología; pero enseguida, en cuanto hablaba, florecía en sus labios esa ternura del alma que se alimentaba, en sus meditaciones cotidianas, de la contemplación constante de otra ternura, la ternura del Hombre-Dios. Era, ante todo, como apóstol social, el discípulo del corazón que había tenido piedad." (La Libre Belgique, 9.11.1925, AD Inv-Nr. 0068406) |
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