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La foto muestra los cuatro estenógrafos del Concilio Vaticano I (8.12.1869- 20.10.1870), quienes fueron seleccionados entre los estudiantes del Seminario Francés: León Dehon, Josèphe Dugas (futuro jesuita), Henri Louis Prosper Bougouin (futuro obispo de Périgueux), Gustave de Dartein (quien ingresaría en los Benedictinos a la edad de 65 años).
La importancia de la experiencia del Concilio Vaticano I para las convicciones ultramontanas de Dehon, para su horizonte universal eclesiástico y para los numerosos contactos con los más altos niveles de la Iglesia ha sido ampliamente tratada. Por ello, presentaremos algunas anécdotas escogidas tomadas del diario de Dehon y que arrojan luz sobre el humor del joven sacerdote así como del mismo Concilio.
Presentando a Mons. Caixal y Estrade, obispo de Urgel en España, Dehon escribe: "El obispo de Urgel habla siempre lleno de piedad y energía. Habla con frecuencia, con mucha frecuencia, y llevaba al Concilio en pleno a la fatiga" (NHV VII/31). Y algunos meses más tarde, también habla de los 'sucesos' del mismo obispo: "Tan pronto como Mons. Caixal, de Urgel, sube al estrado, dos tercios de los padres del Concilio abandonan el salón" (NHV VII/124).
Sobre Mons. Vérot, obispo de Savannah (EE.UU.) dice que contribuye una y otra vez al entretenimiento de los Padres del concilio: después de que un obispo irlandés sostuvo que un concilio nacional de la iglesia irlandesa ya habría confirmado el dogma de la infalibilidad pontificia, León Dehon anota su réplica: "Mons. Vérot. ¡La definición sería un sacrilegio! La fe del pueblo irlandés aprueba todo de balde. Ellos creen hasta en la infalibilidad de los párrocos, y azotarían a cualquiera que lo negara. Los incrédulos se ríen de algunas prácticas y creencias religiosas. Cuando alguna vez alguien se ríe de la bendición de los burros, él responde que para entender la efectividad de la bendición uno tendría que sustituir simplemente al burro. El orador fue interrumpido frecuentemente por las exclamaciones generales.. Dieron la palabra al siguiente" (NHV VII/185f).
Y Mons. Vérot sobre la infalibilidad: "Mons. Vérot (siempre muy divertido) sugiere un canon del siguiente estilo: 'Quien jamás declare que el papa puede hacer lo que él quiera, anathema sit'. El Presidente Capalti: “No estamos aquí en un teatro de bufones, sino en la Santa Iglesia de Dios; el reverendo orador puede aceptar que desee decirle sin ambages: me molesta que retrase a los Padres para que escuchen sus chistes” (NHV VIII/11f). |
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